Vacaciones con hijos ¿dónde pongo los limites?

¿Cómo hemos de reaccionar ante una rabieta? ¿Cómo gestionar el tiempo en familia durante las vacaciones de verano?

Las vacaciones de verano, navidad o semana santa, es un tiempo extra para todos, un tiempo para permitirnos pasar más ratos juntos, disfrutar, organizar y aprender. Pero también puede ser un tiempo donde nos estresemos o nos enfademos por dificultades en la gestión de los conflictos que vayan surgiendo.

Al empezar vacaciones, se inician 24 horas consecutivas de convivencia con nuestros hijos, nuestra pareja… se viven momentos muy intensos y de felicidad por hacer cosas juntos. También es imprescindible incluir a los abuelos, que por disponibilidad pueden disfrutar más de los nietos que lo que pudieron disfrutar de sus hijos. Si les preguntamos a ellos cual es el secreto para pasar el verano o vacaciones nos dirían: paciencia, buen humor y mucha inventiva para crear ratos especiales.

¿Estáis de acuerdo? Pero si, a veces hay que poner límites.

Lo primero, ver la diferencia, entre lo que es la excepción y la norma. Porque si no lo diferenciamos y le damos barra libre al niño o niña, puede tener consecuencias graves para su comportamiento. Hay momentos de norma y rutina como los días laborables y otros en excepción que pueden ser los fines de semana. Pero en verano también tendríamos que establecer un cierto tiempo de norma y algunos ratos de excepción. El niño y la niña tienen que mantener una cierta rutina de higiene, buenos hábitos, y pequeñas responsabilidades de su ropa, su espacio, por lo que podemos involucrarlos en algunas tareas de casa que pueden ir aprendiendo. Eso fortalecerá también su autoestima, le estamos diciendo que confiamos en ellos, confiamos en que lo puedan realizar, son lo suficiente mente mayores y capaces de hacerlo.

¿y qué pasa cuando establecemos la norma y se enfada descontroladamente? 

En ese momento es importante mantenernos firmes a la vez de calmados y utilizar nuestro poder de seducción para proponer otra alternativa y que sea positiva. Después, cuando esté tranquilo podemos intentar instaurar un valor, explicando por qué y dialogando con el o ella. Es importante para llamar la atención y que nos escuchen mantenernos en calma, un niño frustrado no lo hace expresamente, está aprendiendo, tenemos que respirar profundamente, sacar paciencia doble y hablarles con calma. Y sobre todo mostrar empatía…” yo te entiendo, entiendo que te quieras comer 3 helados, pero no puede ser.”

Seguro que os habéis encontrado en situaciones de rabietas, son momentos de estrés, donde a veces si podemos sacar la calma pero otras veces no, porque nos encontramos cansados, porque lo hace en un ámbito público…es un tira y afloja. Lo ideal es que compartamos con nuestra pareja estos momentos y haya uno de los dos que pueda mantener la calma. Si todos estamos alterados se hace imposible mantener la calma. Hay momentos que estamos débiles, y no damos 3 helados, damos 5. Y debemos aceptarlos también.

En adolescentes hay que utilizar mucho el sentido del humor para bajar la intensidad…además se observa que los adolescentes toman las decisiones sin consultar mucho más que antes, por lo que tenemos que enseñar a dialogar y a negociar porque no están predispuestos. Lo dan por hecho.
Un adolescente que quiere salir a cenar con sus amigos un martes…y piensas, pero donde va, si tiene 13 años, es un día laborable, aunque tenga vacaciones…se le puede contestar:
- A si, vas a cenar, pues coge el coche y vienes a las 3 de la mañana.
- Bueno, vale, ya sé que no puedo ir…
Detectamos en ocasiones, donde no están acostumbrados a enfrentarse e los no y los límites, cierto déficit de autoridad. Los niños y adolescentes necesitan no, y normas, para que aprendan a tener confianza en el adulto (que les puede orientar en lo que está bien y en lo que no) y en ellos mismos. Si no pueden tener falta de ruta y orientación en sus decisiones. Equilibrio entre autoridad y complicidad. Para ello también es importante adelantarnos, hay que sentarse en familia y consensuar las normas, acordar los límites y valores. Es más fácil recordar las normas, que no decirlas ….ante un conflicto que habíamos pactado?

Por último, no debemos olvidar que, también durante las vacaciones de verano, debemos proporcionar a los más pequeños estímulos a nivel educativo, para evitar el fracaso escolar, a modo de repaso, cuadernillos de repaso, películas en inglés, juegos de palabras…. todo lo que les ayude a trabajar la atención, memoria, calculo y funciones mentales a modo de juego. Y sobre todo planificar momentos de disfrute, organizar juntos rutas, escapadas y actividades donde se sientan protagonistas y participes de la preparación para disfrutarla y también aprender a convivirlas.

Que paséis un buen descanso y vacaciones en familia

Beatriz San José

Psicóloga en Huelva especializada en Familia y Adolescentes